Afortunadamente cada vez son menos las empresas que quiebran o se ven obligadas a dar por finalizada su actividad. Las empresas hoy en día van aumentando, y se va notando una recuperación económica en nuestro país. Uno de los mayores indicadores de esta mejora es el
descenso en los procesos concursales o concurso de acreedores de las empresas en España. Este procedimiento legal se lleva a cabo cuando una empresa se encuentra en una situación de insolvencia, por lo que no puede hacer frente a sus deudas. A través del concurso de acreedores se abarcan las situaciones de quiebra y las de suspensión de pagos.
Objetivo de los procesos concursales
El objetivo de este instrumento jurídico es procurar que la empresa continúe con su actividad. Para ello, un juez es el encargado de nombrar un administrador concursal que analice la empresa y también establece los plazos para que el empresario deudor pueda negociar con los acreedores cómo satisfacer la deuda.
La figura del administrador concursal
Uno de los grandes desconocidos de este procedimiento es el
administrador concursal, que, a su vez, es clave en todo el proceso. Su trabajo consiste en analizar, evaluar y comprobar que la empresa declara en concurso seguido y cumplido con todas las formalidades exigidas por ley. Además, se encarga de examinar el inventario de la compañía y relacionarlo con los
créditos de sus acreedores. Todo ello, deberá recogerse en un informe, que será la base para llegar, posteriormente, a un convenio o liquidación.
Quién puede ser un administrador concursal
Normalmente, el administrador concursal es una única persona, que debe ser abogado o economista, y es necesario que tenga una experiencia profesional de mínimo 5 años, así como formación acreditada en Derecho Concursal. Por tanto, no pueden ser administradores concursales aquellos que no puedan ser administradores de sociedades anónimas o de responsabilidad limitada, ni tampoco los que hayan estado relacionados con el concursado en los 3 últimos años. Es importante saber que tras la última reforma de la Ley Concursal las personas jurídicas también pueden ser nombradas como administradores concursales, siempre que cumplan ciertos requisitos.
Honorarios de los administradores
Los administradores tienen derecho a cobrar una retribución por parte de los acreedores, cuyo importe se especifica en un arancel aprobado por el Real Decreto 1860/2004, y se tendrá en cuenta el activo y el pasivo, así como el grado de complejidad del proceso. Para la fase común del concurso se establece una retribución, y otra para la fase de convenio o liquidación. El 50% de la retribución de la fase común, el administrador lo recibirá en los 5 días siguientes al auto del Juzgado que fije el importe, y el 50 % restante se paga en los 5 días siguientes a la resolución firme de la fase común.
Obligaciones del los administradores concursales
Los Administradores concursales deben responder, tanto frente al deudor como frente a los acreedores de los posibles daños y perjuicios causados por los actos o por las omisiones contrarios a la ley. De hecho, los administradores deben contratar un seguro de responsabilidad civil.
El momento clave del trabajo de un administrador concursal es el momento de la fase de calificación. El administrador concursal, junto al Ministerio Fiscal, pueden proponer que un concurso se califique como culpable. Los empresarios han de estar tranquilos si han cumplido con la Ley, y han realizado los procesos de forma correcta, ya que los administradores concursales tan solo se encargarán de corroborar que todo está correcto, y, sobre todo
intentarán con su intervención salvar la empresa.