Si todos los países contaran con una única moneda, se volvería a la sociedad del trueque. Suena exagerado, pero esta sería la consecuencia final de una serie de hechos ha planteado el despacho Foster Swiss, tras imaginar cómo sería un mundo con una único valor monetario. Una moneda mundial supondría una unión entre naciones, pero acabaría por provocar un descontrol total del mercado.
El valor de esta moneda única no se podría calcular, ya que no habría otras con las que compararla. El mercado de divisas quedaría relegado a una única forma de transacción, lo que tendría una serie de consecuencias sobre el sistema actual que hoy día conocemos. En este contexto, y gracias al análisis realizado por el despacho Foster Swiss, se observa que una moneda única nos haría retroceder en el tiempo.
La gente tendría un miedo constante a la pérdida de valor de sus ganancias, debido a que con la entrada en vigor de un único valor, subirían los precios. Un aumento de los precios que, por otra parte, no significaría unos sueldos mejores.
El mundo de la moneda única
La sociedad mundial estaría más unida, no habría barreras financieras entre los países. El turismo aumentaría exponencialmente, hasta que el precio de visitar los países hiciera imposible viajar. El primer problema derivado de poseer una moneda única en el mundo sería la hiperinflación.
¿Qué es esto? La hiperinflación se refiere a una subida general del nivel de precios, en cualquier sector, de forma muy rápida y continuada. La gente no retiene el dinero y busca más transformarlo en mercancías y productos que poder intercambiar. El mundo daría un salto atrás en el tiempo hasta la Edad Media, con un mercado dominado por el sistema del trueque. Las familias buscarían procurarse sus propios productos, y no tener que depender del dinero de los sueldos por el trabajo. Se comprarían muchos terrenos para producción propia de comida, y también ganado para procurarse alimento animal y tejidos. Todo esto debido al aumento excesivo de los precios, que haría imposible la vida en una sociedad económica tal y como se conoce en la actualidad.
Un ejemplo de la subida de precios se encuentra hace menos de 15 años, cuando el euro entró en la mayoría de países de la Unión Europea. Ahora vivir sale mucho más caro que antes. Una moneda única mundial haría que los precios se dispararan todavía más. Además, solo se contaría con un Banco Central, que tendría su sede en una de las principales potencias. Por ejemplo, Estados Unidos. Allí se encargaría de derivar todas las divisas y de controlar el intercambio comercial. No obstante, algunos países se podrían ver beneficiados por esta moneda en un principio.
Es el caso de los países en vías de desarrollo, que se acercarían al nivel de las potencias europeas y norteamericanas. Pero el mundo no es igual en todas partes, y los grandes siempre sacarían provecho de la situación mientras para otros países sería perjudicial. Con un tipo de cambio fijo, los países bajo el control directo del banco central tendrían un libre movimiento de capitales. Se verían mucho más beneficiados. Si este Banco Central tuviera sedes en distintos países, la nación menos desarrollada emitiría más dinero y el sistema se colapsaría. Las medidas proteccionistas se eliminarían, ya que no existiría un cambio de moneda.
Esto sería beneficioso para las principales potencias, que podrían aprovechar la situación para invertir en otros países y hacer un intercambio comercial más sencillo. Queda por tanto en el aire saber si se llegaría a un mundo más justo y menos capitalizado, o si por el contrario se ejercería una política única intervencionista, que jugaría en favor de los intereses de unos pocos países. Sea como fuere, parece que es una situación que nunca se hará realidad. Sin embargo, el ejercicio es interesante para conocer ciertos conceptos económicos, y cómo influyen en nuestro día a día.