Cuando un empresario se plantea poner en marcha un nuevo negocio, siempre surgen, además de las inevitables dudas sobre los procedimientos, importantes necesidades financieras, ya que montar un nuevo negocio implica la inversión de una importante suma dinero para llevar a cabo su desarrollo y funcionamiento. Existen herramientas, como por ejemplo el
leasing, que permiten a las empresas contar con los recursos suficientes para iniciar su nueva actividad con éxito.
¿Qué es el leasing?
El
leasing es un servicio que permite, tanto a empresas como a autónomos, disponer de equipamiento, bienes de equipo o elementos de transporte; en régimen de alquiler con opción a compra. El alquiler del bien, permite a las empresas la opción de testearlo y comprobar así la necesidad real del bien.
También conocido como arrendamiento financiero, el leasing es por tanto, una opción de financiación que permite a las empresas utilizar unos bienes a cambio del pago periódico de unas cuotas de alquiler, con la posibilidad de comprar dicho bien al finalizar el periodo de arrendamiento, devolver el bien a la entidad que lo ha prestado o bien renovar el contrato y seguir utilizando dicho bien en servicio de alquiler.
Podemos encontrar
2 tipos de arrendamiento. El arrendamiento
financiero donde se transfieren a la empresa tanto los beneficios como los riesgos que se deriven de la propiedad del activo o bien. Este tipo de arrendamiento suele utilizarse para edificios, terrenos o máquinas fijas. El otro tipo de arrendamiento es el
operativo, también conocido como Renting, donde el contrato es por un periodo corto inferior a los 5 años y generalmente se suele utilizar para equipos informáticos, automóviles o maquinaria pesada, entre otros.
Siempre nos gusta explicar los conceptos con ejemplos, con el objetivo de que se puedan entender mejor. Supongamos que somos una empresa o autónomo que necesitamos disponer de un coche, furgoneta o una moto para desplazarnos. Sin embargo, no tenemos el suficiente dinero para comprar uno directamente. Además, nos surgen ciertas dudas sobre si el coche dará buenos resultados, y si se adaptará a nuestras necesidades.
El leasing sería una buena solución para cerciorarnos de si el vehículo cumple con todos los requisitos. Podremos testearlo durante un plazo estipulado, sin la obligación de tener que comprarlo. El leasing nos permitirá, por tanto, reducir gastos, ya que el alquiler del coche será más barato que su compra. Además, si al finalizar el plazo de alquiler tenemos toda la seguridad de que comprar el coche va a ser una buena inversión, podremos hacerlo, pagando una cantidad menor, puesto que del precio final se descuentan las cuotas ya abonadas.
¿Cómo funciona el leasing?
El leasing o arrendamiento financiero funciona mediante un contrato en el cual un arrendador concede a una empresa, autónomo o particular el derecho y el uso de un bien, ya se mueble o inmueble, durante un tiempo establecido, a cambio de una cuota mensual. Como se puede ver, el leasing inicialmente es muy similar al alquiler.
La diferencia entre un leasing y un alquiler reside en que en el leasing, la empresa o particular, que contrata dicho servicio tiene la opción de comprarlo una vez que haya finalizado el plazo de alquiler, por un precio que se establece desde el principio del acuerdo, y que equivaldría a la última cuota de arrendamiento. En el caso de que no se compre el bien, ya sea un vehículo industrial, un equipamiento informático…, se podrá devolver o ampliar todavía más el contrato de alquiler.
Por tanto, para considerarse una operación de Leasing, es necesario incluir en el contrato la opción de compra, a favor del usuario, al finalizar la relación contractual. El leasing financiero está concebido para que al final del contrato la empresa usuaria adquiera el bien, de ahí que, por lo general, se prevea que esta opción de compra tenga un importe reducido.
A nivel operativo, el contrato de leasing debe establecerse por escrito, en escritura pública o como documento privado autentificado. Para que el arrendador no establezca el mismo contrato con otra empresa o particular externo para alquilar el mismo bien, el contrato de leasing deberá estar inscrito en el Registro de Comercio, en el cual se adquirirán una serie de derechos y costes que correrán por cuenta del arrendatario, a menos que se haya llegado a un acuerdo entre ambas partes.
Tanto el arrendador como el arrendatario deberán cumplir con una serie de obligaciones en los contratos de leasing. El arrendador deberá mantener los bienes prestados libres de embargos y en buenas condiciones, para que el arrendatario pueda utilizarlos con normalidad. Por su parte, el arrendatario, al firmar el contrato de leasing, se compromete a pagar cada mes la cuota establecida para el uso y disfrute del bien.
Dentro de los plazos establecidos, también asumirá los beneficios y los riesgos derivados del uso del bien. Por tanto, deberá responder de forma civil y penal por el uso del bien, respetar el derecho de propiedad de bienes y no venderlo o cedérselo a terceros, hasta que no se realice la compra del bien.
Ventajas y desventajas del leasing
Una operación de leasing, ofrece importantes ventajas a las empresas y particulares que las contraten, entre estas podemos destacar: se puede financiar el 100% de la inversión, ventajas fiscales, estabilidad en la tesorería de la empresa y control del presupuesto, flexibilidad y rapidez para renovar los equipos informáticos y flotas de vehículos; o como ya hemos comentado anteriormente, la posibilidad de testear la necesidad del bien para nuestra actividad.
Pero no todo son beneficios, las operaciones de leasing también tienen sus inconvenientes. Las empresas sólo pueden acceder a la propiedad del bien una vez hayan finalizado el contrato de leasing. Si la empresa que contrata el servicio decide cancelar el contrato deberá pagar una penalización. Y no suelen incluir servicios adicionales. Por ejemplo, en el caso de que el leasing sea de un coche, el seguro y las reparaciones los tiene que pagar la empresa o el autónomo.
Como se puede observar, en este caso las ventajas exceden a las desventajas. Y el leasing se convierte en una muy buena opción a la hora de renovar equipos, maquinas o vehículos con gran rapidez.
Si comparamos el servicio del leasing con el del renting se puede destacar que la mayor diferencia entre ambos, recae en que con el leasing el cliente tendrá la opción de compra al final del contrato mientras que, en el renting no se contempla esta opción.
Otra diferencia destacada entre ambos servicios es que el renting incluye, en el caso de renting de vehículos, una serie de servicios adicionales (mantenimiento y reparaciones, seguro del coche o ITV pasada) que en la operación de leasing no se consideran. El Renting tiene por tanto importantes beneficios que el leasing no considera, puesto que al final, el leasing, consistiría en una compra diferida donde los gastos son a cargo del cliente.
¿Qué es el leasing financiero?
El Leasing financiero es una operación de
financiación a largo plazo, también conocida como arrendamiento financiero, por la cual una entidad adquiere un bien, que elige la empresa, cediendo su uso a cambio de una cuotas de alquiler periódica.
Atendiendo al objeto del contrato, se pueden distinguir varias modalidades de leasing financiero, los más frecuentes son el leasing con bienes muebles y el leasing con bienes inmuebles.
Dentro de la opción del leasing mobiliario se incluyen bienes como maquinaria, ordenadores o todo tipo de vehículos; furgonetas, camiones, motos, coches eléctricos, o vehículos industriales. Y gracias al leasing inmobiliario, las empresas o autónomos, pueden acceder a naves industriales, bajos comerciales, fábricas o despachos; únicamente pagando una cuota periódica, en concepto de alquiler.
Otros artículos de interés: