La quita de deuda
Una quita de deuda es básicamente una reducción de un dinero que un deudor debe, con la autorización del acreedor al que se le debe el dinero. Una quita de deuda se trata de un acuerdo al que llegan ambos, acreedor y deudor, a través del cual el deudor hace frente a una parte de la deuda, y el acreedor renuncia al resto. Por tanto, es un acuerdo con aceptación por ambas partes, en el que el deudor debe pagar una parte del dinero que debe, menor al total, y, por su parte, el acreedor acepta y asume perder una parte, pero evita el impago total que podría darse en el caso de no producirse esta quita.
Una quita de deuda se da en situaciones económicas límite y extremas, en las que peligra realmente que el acreedor cobre, por lo que aceptar una quita de deuda es una de las mejores opciones a las que puede optar para cobrar, al menos, una parte.
A priori puede resultar más beneficioso para el deudor, que se “libra” de pagar una parte de lo que debe, sin embargo, este hecho puede repercutirle negativamente en un futuro, ya que esta circunstancia reduce las posibilidades de conseguir un crédito o préstamos por parte de una entidad financiera. Si en la quita de deuda ha intervenido un banco, es muy difícil que a ese deudor se le conceda una financiación en el futuro.
Por lo tanto, es un acuerdo común para que ambos salgan beneficiados y perjudicados de alguna manera, porque al final, el acreedor recibe, al menos una parte de lo pactado, aunque renuncia a otra de las partes, y el deudor, consigue pagar menos de lo que debe, pero ha de hacer frente a una parte de pago en una situación económica muy complicada y exponiéndose a posteriores problemas de financiación con entidades.