Cuándo debe una empresa buscar financiación

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Cuando realizamos esta pregunta a cualquier asesor financiero, su respuesta no irá enfocada a averiguar el espacio temporal más adecuado para buscar liquidez. No hay una hoja de ruta que establezca que cuando una empresa tiene, por ejemplo, tres años de vida, deba buscar financiación. O que, al llegar a los cinco años de vida, tenga que ir en busca de un mercado alternativo bursátil para conseguir liquidez. El estado de madurez de una compañía viene determinado por su situación dentro del mercado en el que opera, la influencia de sus competidores, sus propios planes de negocio, su balance de cuentas, etc. Es decir, el ‘CUÁNDO’, en este caso, no es una cantidad de tiempo desde que la empresa se crea. En realidad, viene determinado por cómo interactúa la compañía con otros elementos, dentro de su mercado. Estos elementos no son únicamente la competencia, sino también los proveedores, los Gobiernos, los potenciales clientes, etc. Por lo tanto, para responder cuándo debe una empresa buscar financiación, lo que debemos analizar previamente es en qué situación se encuentra y qué próximos pasos desea dar. Por lo tanto, a continuación vamos a exponer una serie de circunstancias en las que la compañía debería plantearse acciones para encontrar financiación, y la más adecuada para cada caso.

Planes de inversión

Muchas organizaciones empresariales se encuentran en un estadio de crecimiento, que les ha llevado a contar con unas cuentas saneadas y equilibradas, después de recoger beneficios. Esta situación es ideal para abordar nuevas inversiones y ampliar el crecimiento con nuevas líneas de negocio o nuevos mercados. La empresa puede recurrir a préstamos para la inversión con carácter amortizable. Esta opción es interesante porque no suman CIRBE, de modo que mantiene intactas otras operaciones que le puedan aportar recursos económicos para aumentar la cantidad final a invertir. En España, existen diversas herramientas, promovidas desde organismos públicos, que tratan de afianzar la actividad de ciertas corporaciones a través de créditos, como por ejemplo el Instituto de Crédito Oficial. Ambas serían perfectamente compatibles. Con el préstamo para inversión se puede realizar la adquisición de nueva maquinaria o la inversión en I+D para favorecer la entrada en una nueva línea de negocio. Todo ello, sin aumentar el rating de riesgo de la corporación en cuestión.

Plazos en los pagos

Existen compañías que cuentan con una actividad saneada. Su estrategia está bien enfocada y  aumentan las ventas. Sin embargo, la liquidez no lo hace en la misma medida. ¿Por qué? La principal razón de esta situación es el retraso en los pagos. En España la media de pago entre empresas ronda los 80 días, y a algunas corporaciones les cuesta sostener su compañía tres meses por adelantado hasta que, por fin, reciben el dinero adeudado. Para esta situación lo más recomendable es apostar por el factoring. Con esta solución, la empresa que tiene facturas por cobrar puede adelantar el cobro de las mismas, gracias a una entidad financiera que le abonará las cantidades adeudadas por sus clientes. De este modo, la empresa con problemas de liquidez no tendrá que esperar a que le paguen, obteniendo recursos suficientes para colocar su situación de caja al mismo nivel que las ventas. Es una forma muy útil de sanear los libros de contabilidad corporativos.

Acceso a concursos públicos

Otras corporaciones están pensando en obtener contratos públicos. Es muy probable que, en este caso, la empresa necesite financiación, porque las licitaciones cuentan con una serie de barreras de entrada en forma de garantías o avales. Para este tipo de situaciones, la corporación puede acudir a entidades financieras que le faciliten avales técnicos, tanto en la fase de concurso (aval provisional), como tras la adjudicación (aval de ejecución).

Financiación en fases iniciales

Si lo que se desea es buscar financiación para arrancar el proyecto, la organización en cuestión debe recurrir a mecanismos alternativos alejados de los bancos, como por ejemplo business angels o campañas de crowdfunding. Estas fuentes de financiación están cada vez más asentadas en España, y permiten obtener recursos económicos con cierta facilidad, siempre y cuando el proyecto consiga entusiasmar al inversor privado que esté valorando participar en tu idea de negocio.