En julio de 1944, en un mundo sumido en una II Guerra Mundial en estado terminal, algo más de 40 países se reunieron en Bretton Woods para, bajo la dirección poco disimulada de EEUU, establecer las nuevas reglas de las relaciones comerciales y financieras. En los acuerdos que se firmaron nacieron dos instituciones: el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF), creado en principio para ayudar a la reconstrucción de las ciudades europeas durante la posguerra. Su primer préstamo fue un crédito de 250 millones de dólares concedido a Francia en 1947. Con el tiempo, sin embargo, este organismo fue ampliando sus funciones, dando lugar a lo que hoy se conoce como el Banco Mundial.
En la actualidad, el Banco Mundial es en realidad un grupo formado por cinco instituciones de desarrollo estrechamente asociadas: el ya mencionado BIRF, la Asociación Internacional de Fomento (AIF), la Corporación Financiera Internacional (CFI), el Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones (OMGI) y el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones (CIADI). Las dos primeras organizaciones otorgan préstamos con intereses bajos, créditos sin intereses y donaciones a los países en desarrollo. La CFI promueve la inversión privada apoyando sectores y países de alto riesgo; la OMGI ofrece seguros a los inversionistas y prestamistas que operan en los países en desarrollo; y la CIADI soluciona los conflictos que puedan surgir entre los inversores extranjeros y los países en desarrollo en los que estos operan.
En resumen, el Banco Mundial no es un banco, sino un organismo especializado de Naciones Unidas, integrado por 184 países, dedicado a tareas de desarrollo y a la lucha contra la pobreza. Aproximadamente, una cuarta parte de sus fondos proceden de las aportaciones de los Estados miembros, que envían capital en función de su riqueza. El resto proviene de la venta de sus propios bonos en los mercados financieros mundiales. El dinero obtenido se destina, en forma de donaciones y préstamos de bajo interés, a programas contra la pobreza, de prestación de servicios sociales, promoción del crecimiento económico, emergencias humanitarias y reconstrucción tras conflictos bélicos o desastres naturales.
Así, como señalan en su web, la institución participa en más de 1.800 operaciones, como la entrega de microcréditos en Bosnia Herzegovina, actividades para la prevención del Sida en Guinea o ayudas para la reconstrucción tras la independencia de Timor Leste. Con todo, a menudo el Banco Mundial ha sufrido críticas por las consecuencias sociales y ambientales que han tenido algunos de los programas que ha financiado.
El actual presidente del Banco Mundial es el coreano Jim Yong Kim.