Las Cajas de Ahorros españolas son entidades financieras de crédito similares a los bancos, con funciones muy parecidas (captación de depósitos, realización de préstamos, etc.), pero con características propias.
En esencia, mientras que los bancos son entidades de lucro, las cajas de ahorro (teóricamente) no. Así, están obligadas a destinar parte de sus beneficios anuales a reforzar su solvencia y asegurar su liquidez, y a dedicar el resto del dinero a Obra Social, como la conservación del patrimonio histórico, las ayudas a grupos sociales desfavorecidos, las becas artísticas, el apoyo al deporte, etc. Las cajas suelen destinar un 30% o 40% para obra social, y el resto para reservas.
Además, las Cajas de Ahorros están especializadas en la financiación de las familias y de las pequeñas y medianas empresas y tienen una fuerte raíz regional. Antes de la crisis y el proceso de reconversión del sector que esta produjo, existían 45 cajas en España, cada una centrada en una Comunidad Autónoma o una provincia del país.
Y al contrario que los bancos, propiedad de los accionistas, las cajas de ahorros no tienen propietarios, al tener carácter de fundación, sino gestores. En todo caso, el Estado y la correspondiente Comunidad Autónoma acabaron asignando los derechos de propiedad (o sea, de toma de decisiones) a una serie de grupos de representación, como los partidos políticos, la entidad fundadora y la propia Comunidad.
El origen de las Cajas de Ahorros se remonta a los Montes de Piedad del siglo XVIII, fundados tras la Guerra de la Independencia para aliviar la penosa situación de la población. Creados a menudo por miembros de organizaciones católicas, los Montes de Piedad eran entidades benéficas donde los pobres podían obtener sumas en metálico empeñando sus pertenencias o incluso, los más necesitados, obtener préstamos gratuitos. Con el tiempo, en su propio seno se formaron las Cajas de Ahorros, para permitir canalizar el ahorro popular hacia la inversión, a la manera de los bancos, pero al tiempo que llevaban a cabo una labor social en su ámbito territorial.
La primera Caja de Ahorros española fue fundada en Jerez de la Frontera en 1834 por el Conde Villacreces. Poco después, en 1838 se creó la Caja de Ahorros y Previsión de Madrid, extensión del Monte de Piedad de esta ciudad y más tarde llamada simplemente Caja Madrid.
Ahora, debido principalmente a los problemas causados por la politización de sus consejos de dirección y por su excesiva exposición al sector inmobiliario, las Cajas de Ahorros se encuentran inmersas en una profunda crisis de la que aún no han salido. Tras esta reestructuración, muchas terminarán convertidas en bancos comunes y corrientes…